Región de Magallanes, 18 de marzo de 2014.- El Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) hizo un llamado a proteger las diferentes especies que componen la fauna silvestre de la región de Magallanes; esto, en el marco del avistamiento de las colonias de cormoranes ubicadas principalmente en el muelle Loreto y en otros muelles en desuso en el sector de la costanera, y que se han convertido en un atractivo turístico de Punta Arenas, siendo un punto obligado para visitantes y una de las escenas más fotografiadas de la ciudad.
Estos muelles no sólo son apostaderos para las aves, sino que en ellos se constituyen colonias reproductivas, donde los ejemplares nidifican y crían sus polluelos. La principal especie que ocupa estos espacios es el Cormorán Imperial (Phalacrocorax atriceps), especie protegida por la Ley de Caza y que cohabita en el lugar junto a cormoranes de las rocas, gaviotas dominicanas y australes, entre otras.
El cormorán imperial es una de las 3 especies de cormoranes que habita la Región de Magallanes. Vive en la costa y en los canales, distribuyéndose en Chile desde el Biobío hasta el Cabo de Hornos. Se distingue de los otros cormoranes por tener un plumaje negro en cabeza, parte trasera del cuello y dorso, siendo el abdomen y la parte delantera del cuello de color blanco. Sus ojos son de color azul y tienen una llamativa carúncula nasal amarilla.
Es en esta época, cuando los pichones ya crecidos se encuentran practicando sus vuelos, por lo que muchas veces caen al agua o aterrizan en el sector de la costanera, permaneciendo por un tiempo en descanso para volver a intentar retomar el vuelo.
Debido a lo anterior, el SAG de Magallanes llama a que los visitantes tengan un adecuado comportamiento al visitar la colonia, evitando posibles disturbios provocados tanto por visitantes que se acercan a muy poca distancia para fotografiarlos, por perros que son paseados sin correas por sus dueños o por personas que tratan de capturarlos, entre otros.
“Nos ha tocado recibir cormoranes jóvenes que nos han traído vecinos del lugar pensando que se encuentran perdidos o abandonados, por desconocimiento de que los padres siguen preocupados de ellos. En estos casos, dado que ya fueron sacados de su medio, el SAG hace todo lo posible por criarlos en cautiverio hasta que puedan recuperarse, pero es un trabajo complicado y no siempre viable, debido a la poca adaptación de estos animales a la falta de libertad y a los altos requerimientos alimenticios, ya que comen al menos 4 sardinas frescas por día” comenta el Director Regional del SAG, Jorge Cvitanic.