Varios años de investigación pasaron para recuperar el material genético de las primeras vides plantadas en los oasis de la Región de Tarapacá en el período de la colonización española, y que gracias a su sobrevivencia en el desierto más árido del mundo- permitieron el descubrimiento de la primera cepa vinífera autóctona de Chile.
Así lo acredita la resolución emitida por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) que durante tres años realizó un exhaustivo seguimiento al trabajo desarrollado por los investigadores de la Facultad de Recursos Naturales de la Universidad Arturo Prat (UNAP) de Iquique, para posteriormente inscribir a la “Cepa Tamarugal” en el Registro de Variedades Protegidas del SAG.
Este importante reconocimiento fue entregado en el marco del seminario sobre Innovación y Desarrollo Productivo organizado por la CORFO, de manos del propio Subsecretario de Agricultura, Claudio Ternicier, y el Director Nacional del SAG, Ángel Sartori, al Rector de la UNAP, Gustavo Soto, y al equipo de profesionales que dan vida al proyecto “Vino en el Desierto”.
En la ocasión, el Subsecretario de Agricultura, Claudio Ternicier, explicó que el proyecto “Vino del Desierto” fue posible de desarrollar gracias al trabajo técnico y científico de la UNAP, apoyados por el Gobierno Regional y el Fondo de Innovación y Competitividad (FIC).
“Chile es el primer país exportador de uva al mundo, y también de vinos, por lo tanto es de gran significancia que además de las tradiciones de los vinos de alta calidad que exportamos y consumimos, sumemos estas cepas que son tan propias de nuestro territorio ancestral. Estamos hablando de cepas que comenzaron a producirse entre los siglos XVII y XVIII, y que en este caso -con el trabajo mancomunado de la Universidad Arturo Prat, con un alto nivel académico y científico- se pudo recuperar una cepa original que estaba ahí escondida, y que pasa a denominarse Cepa del Tamarugal. Es un gran orgullo que así sea porque da honra a un territorio del país, y que hoy vamos a relevar certificando”, señaló la autoridad, quien agregó que el desafío es seguir apalancando recursos, para que esta cepa se convierta en producción vinífera.
Por su parte, el Director Nacional del SAG, Ángel Sartori, indicó que “éste es el resultado de 30 años de investigación impulsada por profesionales de la Universidad Arturo Prat de Iquique, y donde el SAG realizó un acompañamiento cercano durante los últimos tres años. Durante ese tiempo nuestros técnicos midieron sistemáticamente las características físicas y varietales de la variedad Tamarugal, hasta alcanzar la inscripción de esta cepa en el Registro de Variedades Protegidas, según ley 19.342 que regula los derechos de obtentores de nuevas variedades vegetales en el país”.
Cabe señalar que durante ese periodo el Servicio realizó fiscalizaciones y muestreos a vinos producidos en Canchones (Pampa del Tamarugal), y los resultados confirmaron que son completamente aptos para el consumo y están en cumplimiento de la normativa de la Ley 18.455.
“La inscripción de una variedad en el Registro de Variedades Protegidas le confiere a su titular el derecho exclusivo para multiplicarla. Cualquiera que desee producir, ofrecer, importar o exportar material de reproducción, debe contar con la autorización del titular del derecho”, agregó Sartori.
Un trabajo científico
El Rector de la Universidad Arturo Prat de Iquique, Gustavo Soto, destacó la importancia del trabajo científico desarrollado por las casas de estudios superiores en regiones, relevando el nivel profesional con que se está impulsando la innovación.
“Como universidad tenemos la gran convicción que las diversas investigaciones que estamos desarrollando en distintas materias van a traer importantes frutos. Una prueba de ello, es este gran logro alcanzado por este grupo de investigadores que pensaron, soñaron y construyeron con tal tesón de manera que hoy tenemos esta cepa que es única en Chile. Se hicieron muchos estudios y nos aseguramos muy bien a nivel de los grandes laboratorios de que ésta era una cepa única y auténtica”, puntualizó.