Con perdigones en su cuerpo, bajo peso y sumamente debilitada, ingresó una de cuatro águilas mora al Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces (CRAR) para lograr su recuperación. Hoy, ella y tres ejemplares más vuelan libres en su hábitat natural, luego de meses de tratamiento y recuperación física.
El águila mora es parte de las especies protegidas por la Ley de Caza en Chile, por su importante rol benéfico para la mantención del equilibrio de los ecosistemas naturales.
Pese a ello, hay quienes insisten en su caza o captura para domesticación. Bajo ese contexto, una de estas águilas fue encontrada con perdigones en su cuerpo, lo que le impidió mantener su capacidad de volar y alimentarse, generando posteriormente un cuadro grave de desnutrición. Gracias a una oportuna denuncia, el Servicio Agrícola y Ganadero de la Región Metropolitana pudo trasladar a este ejemplar al centro de rehabilitación para que recibiera tratamiento.
“Agradecemos a aquellos vecinos y vecinas que se preocupan por el bienestar de nuestra fauna protegida, y solicitan nuestra presencia para intervenir frente a diferentes especies dañadas por intervención humana o por accidentes ocasionados por el avance de la urbanización. Lo anterior, es gracias al trabajo mancomunado entre centros privados tan valiosos como el CRAR, quienes, con mucho esfuerzo, amor y profesionalismo, logran reinsertar estas hermosas aves a su hábitat natural”, comentó Jorge Hernandez Real, Director Regional del SAG Metropolitano.
Según detalla Mauricio del Valle, Director Ejecutivo del mencionado centro de rehabilitación, los diagnósticos más recurrentes en las aves rapaces que ingresan al recinto son: daños por intento de cacería, captura, desnutrición y por peleas entre especies. “Ante un escenario así, realizamos tratamientos como la recuperación de peso, de musculatura y pruebas de vuelo y caza”, detalló.
Las problemáticas mencionadas estaban presentes en las otras tres águilas que se liberaron; dos fueron encontradas pesando tan solo 1 kilo, cuando lo normal es entre 2 a 3, y la última tenía una fractura en una de sus alas, debido al ataque de otro macho de su especie, quien cuidaba su territorio.
Las águilas, gracias a los cuidados recibidos, entrenamiento muscular y alimentación, lograron recuperarse, lo que significó un boleto de regreso a casa; a los árboles y aires de nuestra precordillera y campos de la Región Metropolitana.
“El CRAR nos avisó de la reinserción de estas aves, lo que nos puso muy feliz como institución. Sin embargo, como Servicio, debemos reforzar a la ciudadanía que estos animales no se pueden cazar y deben ser respetados. Nuestros funcionarios, en su rol fiscalizador, procurarán estar atentos a sancionar a cualquiera que dañe la integridad de este tipo de animales”, comentó Loreto Esquivel, Jefa de la Oficina Sectorial de SAG Talagante.