Región de Antofagasta, 27 de febrero de 2014.- La desembocadura del Río Loa ha sido parada obligada para quienes disfrutan del contacto con la naturaleza, más aún para los amantes de la flora y fauna silvestre que existe en medio del desierto más árido del mundo.
Se trata de una ruta considerada patrimonial por el Ministerio de Bienes Nacionales y se encuentra ubicada en el límite que une las regiones de Antofagasta y Tarapacá.
La desembocadura del Río Loa posee uno de los hábitats más singulares de la geografía chilena, se trata del único río del Norte Grande cuyas aguas fluyen hacia el mar. Lo anterior quiere decir que es el único en una extensión de 1000 km- entre la Quebrada de Camarones por el norte y el Río Copiapó hacia el sur.
La confluencia del agua hacia el mar ha permitido el desarrollo de distintos hábitats, compuestos principalmente por arbustos, hierbas y árboles que dan forma a una quebrada verde que metros antes del mar forma un humedal con remansos y una laguna.
Este lugar genera así un espacio propicio para el desarrollo de aves nativas y migratorias; así como también para el desarrollo de vertebrados, invertebrados, reptiles e incluso marsupiales.
La enorme riqueza natural y escénica que posee la desembocadura del río Loa, permitió que durante el año 2005 el Ministerio de Bienes Nacionales destinara el terreno fiscal para la conservación de la biodiversidad y del patrimonio cultural del país.
A pesar de su protección, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) de la región de Antofagasta se mantiene alerta a las acciones que podrían alterar las condiciones de este lugar realizando constantes fiscalizaciones de flora y fauna en el sector.
En este sentido, la irrupción desmedida del ser humano podría acarrear serias consecuencias para la flora y fauna silvestre, tal como ocurrió con la Reserva Nacional La Chimba, cuyos accesos fueron cerrados por CONAF debido al alto grado de amenazas y vulnerabilidad que presentaba el lugar.
“La desembocadura del río Loa es una de las áreas que a nosotros nos interesa proteger y relevar para la conservación de la biodiversidad regional. Cuando las aguas del río se juntan con las del mar se forma un humedal en el cual conviven muchas especies de flora y fauna, algunas de ellas en categoría de conservación y otras de protección, por lo tanto, nosotros permanentemente asistimos para fiscalizar que no se produzcan acciones de caza como tampoco la ocupación de esos terrenos “señaló el Director Regional del SAG, Alexis Zepeda.
Flora y fauna
En la zona existen en total siete especies de flora, entre arbustos, hierbas y un tipo de árbol considerado vulnerable en todo Chile; el algarrobo (Prosopis flexuosa).
Es posible observar aves de diversos tipos desde jotes de cabeza dorada, gaviotas dominicanas, gaviotas garuma hasta ejemplares de gaviotín chico; pato gargantillo e incluso cóndores y halcones peregrinos que visitan el lugar en búsqueda de alimentos.
Así mismo, habitan en este lugar reptiles como el lagarto corredor de Atacama, además de pequeños roedores y el único marsupial presente en la zona; la Yaca, (Thymalis pallidior), considerada en categoría de conservación rara para la segunda región; esto quiere decir que cuenta con una población reducida presente en espacios específicos.
El director regional del SAG, Alexis Zepeda Contreras, hizo un llamado a la comunidad y especialmente a quienes utilizan este lugar como un centro de recreación “a que nos ayuden a proteger las especies que ocupan este espacio, invitando a tomar todas las precauciones del caso al momento de realizar actividades de camping que puedan generar contaminación y afectar la sobrevida de las especies animales que allí habitan”.