Con este acto regulatorio el SAG asegura que la provisión de glifosato que llega a Chile sea de la misma calidad que aquellos que se utilizan en los países europeos, evitando que puedan ingresar partidas de formulaciones antiguas, más tóxicas y que aún están autorizadas en los demás países de la región.
Cabe señalar que la tallowamina, en combinación con glifosato, facilita la absorción de este herbicida en malezas que se quiere controlar, resultando ser esta mezcla la que presenta los valores toxicológico más altos respecto de aquellas formulaciones que contienen otros coformulantes. Es así como los países miembros de la Unión Europea, si bien no prohibieron el uso del glifosato, sí lo hicieron para las formulaciones que contienen tallowamina.
Medidas de seguridad
El SAG recalca que el uso de cualquier plaguicida puede ser peligroso y generar un efecto, aun cuando se trate de productos naturales, por ello es fundamental seguir estrictamente las medidas de seguridad, las que por Ley son obligatorias para toda persona que los manipule, las cuales están señaladas en las respectivas etiquetas. Esto significa que las aplicaciones de plaguicidas de uso agrícola, que son los que este Servicio autoriza, se deben realizar siempre con todos los elementos de protección personal ahí consignados, lo cual da certeza que no tendrán efectos negativos en la salud de las personas que manipulan y aplican esos productos. Además, el SAG lleva adelante un estricto programa de fiscalización y capacitación para fomentar el correcto uso de estos químicos.
Así también, la comercialización de plaguicidas de uso agrícola en Chile siempre debe realizarse a través de canales formales, que corresponden a establecimientos que han comunicado su inicio de actividades ante el SAG e informan año a año los productos que venden y los volúmenes transados. De igual forma estos establecimientos son fiscalizados en forma periódica para verificar el cumplimiento de la normativa vigente.